Persecución de Diocleciano

La persecución de Diocleciano o Gran persecución designa una ola de represión del cristianismo por el Imperio romano bajo el reinado de Diocleciano a comienzos del siglo IV.

Las medidas

Según Lactancio y Eusebio de Cesarea, la iniciativa debe atribuirse a Galerio, el miembro de la Tetrarquía más resueltamente anticristiano. Es, sin embargo, Diocleciano el que a pesar de todo es jefe incontestado de la tetrarquía, quien toma la decisión. De febrero de 303 a febrero de 304, cuatro edictos proporcionan el marco jurídico.

Primer edicto de 24 de febrero de 303

• Destrucción de los edificios de culto cristiano y de los escritos cristianos.
• Privación de los cargos, de dignidades y de derechos para los aristócratas cristianos.

Segundo edicto de la primavera de 303

• Arresto de los sacerdotes: se apercibe de la inmensa densidad de cristianos, especialmente en Oriente.

Tercer edicto de otoño de 303

• Obligación para los clérigos de sacrificar. Se los tortura y se emprenden medidas muy duras.

Cuarto edicto a comienzos del año 304

• Obligación para todos los cristianos de sacrificar. Se asiste a escenas de tortura.

Contexto

Bajo la presión de las invasiones bárbaras, el Imperio romano conoce una grave crisis a lo largo del siglo III. Rebeliones y guerras civiles debilitan también el poder, esto es, la posición del Emperador. Estos desórdenes favorecen la vuelta al gusto por las tradiciones romanas que se conservaban en un contexto de patriotismo romano. El principio divino del poder se considera entonces vital para el Imperio y todo cuestionamiento de este principio se percibe como un acto de traición. Así pues, los cristianos y los judíos, al negarse a hacer sacrificios al Emperador, se perciben como una amenaza a los fundamentos del estado.

Consecuencias

Sus consecuencias debían mostrarse especialmente intensas para los cristianos de África y pueden estar en el origen del cisma donatista.

Es durante esta persecución que san Víctor, militar romano, funcionario en la legión tebana, sufre el martirio en Marsella, el 21 de julio de 303 (o 304 según las fuentes) para haber rechazado abjurar de su fe cristiana.

El final de la primera tetrarquía (305) implica una confusión en el Gobierno. Numerosos hombres se suceden, sobre todo en la parte occidental, implicando una disminución de las persecuciones. Mientras que en la parte oriental, relativamente poco afectada por estas luchas de poder, las masacres se intensifican.

Ahora bien, cuanto más se los masacra, más apoyos paganos obtienen. Así Galerio firma un edicto de tolerancia el 30 de abril de 311. No sólo el edicto de tolerancia admite que los distintos edictos de persecución no tuvieron ningún efecto sobre la fe de los cristianos que siguieron creyendo en su dios en vez de dioses de sus antepasados, sino que, por otra parte, Galerio, pide rezar por los romanos y su imperio. El cristianismo es entonces autorizado en el imperio romano.

Historiografía

Eusebio de Cesarea, en su Historia eclesiástica, y Lactancio relatan los hechos, así como numerosas vidas de Santos, entre ellos, santa Eulalia de Mérida.

Referencias

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