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Eugenia de Montijo

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María Eugenia Palafox Portocarrero y KirkPatrick, condesa de Teba, más conocida como Eugenia de Montijo (Granada, 5 de mayo de 1826 - Madrid, 11 de julio de 1920) fue emperatriz consorte de los franceses como esposa de Napoleón III.

Primeros años

María Eugenia Ignacia Augustine de Palafox-Portocarrero de Guzmán y Kirkpatrick nació en Granada el 05 de mayo de 1826 y murió a los 94 años en 1920. Su padre fue Cipriano de Palafox y Portocarrero, XIII duque de Peñaranda y grande de España, hijo de Felipe Antonio de Palafox Croy. Su madre fue Enriqueta María Manuela KirkPatrick de Closeburn y de Grevignée, hija del escocés William KirkPatrick y la belga Marie Françoise de Grevignée.

En 1835, Eugenia fue enviada a Francia a estudiar en el Convento del Sagrado Corazón y luego en el Gymnase Normale, Civile et Orthosomatique. En 1837 tuvo una corta y desagradable estancia en un internado en Bristol, al sudoeste de Inglaterra.

El 12 de abril de 1849, en una recepción en el Palacio del Elíseo conoció a Napoleón III, quien en ese entonces era solo presidente de la República.

Boda

Ahí fue donde conoció al futuro emperador, con quien se casó el 30 de enero de 1853. Napoleón acababa de ser rechazado por la princesa Adelaida, sobrina de la reina Victoria.

En un discurso que pronunció poco antes de su boda, Napoleón dijo: «Prefiero casarme con una mujer a la que amo y respeto que con una desconocida, con la que una alianza podría tener ventajas mezcladas con sacrificios». Este comentario fue visto con cierto sarcasmo desde Gran Bretaña. Los periódicos de ese país lanzaron comentarios sobre la unión entre una aristócrata de reconocido linaje con un miembro de la familia Bonaparte.

El 16 de marzo de 1856, Eugenia dio a luz a su único hijo, Luis Napoleón, que recibió el título de Príncipe Imperial. Gracias a su belleza y elegancia, Eugenia contribuyó de forma destacada al encanto que desprendía el régimen imperial. Su forma de vestir era alabada e imitada en toda Europa. Su interés por la vida de la reina María Antonieta expandió la moda neoclásica, estilo muy popular durante el reinado de Luis XVI. Fue la persona con más condecoraciones de toda Francia, con 20 condecoraciones y títulos nobiliarios.

Participación política

Eugenia era una mujer educada e inteligente. Después del nacimiento de su hijo, el príncipe imperial, Eugenia decidió tomar parte activa en la política del Segundo Imperio. Ferviente católica, se opuso a la política de su marido en lo tocante a Italia, y defendió los poderes y prerrogativas del Papa en dicho país. Desempeñó la regencia del imperio en tres ocasiones: durante las campañas de Italia en 1859; durante una visita de su marido a Argelia en 1865 y en los últimos momentos del Segundo Imperio, ya en 1870.

La emperatriz Eugenia secundó las desafortunadas intervenciones exteriores del imperio:

  • La derrotada Invasión francesa de México que costó la vida al emperador Maximiliano I de México; la emperatriz veía en la intervención en México la posibilidad de instaurar una república católica en Norteamérica, cortando el paso a los Estados Unidos protestantes y facilitando, por una especie de "efecto dominó", la aparición de otras monarquías conservadoras y católicas, regidas por príncipes europeos, en Centro-Sudamérica.
  • La guerra contra Prusia, que concluyó al año siguiente con la derrota de Sedán. También, aquí, su influencia aconsejando a Napoleón III contra Prusia (que había aplastado a la "católica" Austria pocos años antes) fue decisiva, frente a la prudencia aconsejada por el Primer Ministro Émile Ollivier. Se cuenta que la Emperatriz bailó de alegría con su hijo, Napoleón Eugenio Luis Bonaparte, lo que hizo exclamar al marqués d'Herfordt (sin embargo, buen amigo suyo): "¡Esta mujer nos lleva a la ruina!"

En 1869 la emperatriz Eugenia asistió a la inauguración del canal de Suez, construido por su pariente lejano Fernando de Lesseps. Asimismo, apoyó las investigaciones de Louis Pasteur, que acabarían en la vacuna contra la rabia.

Exilio

Tras la caída del Segundo Imperio Francés, la familia se exilió a Inglaterra. A la muerte del emperador en 1873, Eugenia se retiró a una villa en Biarritz en la que vivió alejada de los asuntos de la política francesa. Su vida adquirió tintes de tragedia novelesca cuando su único hijo pereció en Sudáfrica (1879) a manos de los zulúes.

Relacionada genealógicamente con la Casa de Alba, se alojó ocasionalmente en el Palacio de Liria de Madrid, en su Quinta de Carabanchel y en el Palacio de Dueñas de Sevilla. Algunas de sus pertenencias, como pinturas y muebles, pasaron a manos de los Alba, como un retrato suyo pintado por Winterhalter y otro de Goya, La marquesa de Lazán. Durante sus estancias en España, eran frecuentes sus visitas a la reina consorte Victoria Eugenia de Battenberg, de quien era madrina de bautismo y muy amiga.

La ex emperatriz murió a las ocho y media de la mañana del 11 de julio de 1920 a los 94 años en el Palacio de Liria de Madrid, durante una de sus visitas a España, su país natal. Su muerte fue consecuencia de un ataque de uremia.

Inmediatamente su cuerpo fue trasladado en tren a París, acompañado por una comitiva que incluía al Duque de Alba, el Duque de Peñaranda, las Duquesas de Tamames y Santoña y el Conde de Teba. El féretro fue recibido en la estación de Austerlitz por los Príncipes Murat, el Embajador de España y miembros de la nobleza francesa y española que le rindieron homenaje durante más de tres horas. Posteriormente el cuerpo fue trasladado a Le Havre y Farnborough bajo custodia del diplomático español Carlos de Goyeneche. La emperatriz fue enterrada en la cripta imperial de la Abadía de Saint Michael en Farnborough (Inglaterra), al lado de su esposo y de su hijo, que había fallecido en África.

Otros datos

Monograma de "N" por Napoleón III en la fachada de la Ópera Garnier en París. La "E" es por la emperatriz Eugenia.

Se cuenta que el encuentro entre Eugenia y el futuro Napoleón III no fue casual. Según algunas fuentes[cita requerida], se conocieron gracias a la madre de ella, quien deseaba un buen partido para sus dos hijas y se preocupó por exhibirlas en los actos sociales oportunos para que conociesen a los caballeros adecuados.

Eugenia, convertida ya en emperatriz, ordenó a algunos arquitectos y jardineros de su corte la remodelación del castillo de Arteaga, un edificio de sus ancestros en la provincia de Vizcaya (España) y también restauró el castillo de Belmonte (Cuenca) propiedad de los marqueses de Villena.

Utilizó frecuentemente como apellido el de Guzmán, en lugar de los de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, por ser titular del mayorazgo fundado en 1463 por doña Inés de Guzmán sobre el señorío de Teba, elevado a condado en 1522 por Carlos V. Sus sobrinos, hijos de su hermana Francisca y del duque de Alba, utilizaron como segundo apellido el de Portocarrero.

Bajo su auspicio se cultivó en una finca de Baños de Rioja (La Rioja), de la cual era propietaria, una viña que todavía existe con el nombre de La Emperatriz.

Gracias a ella se hizo muy popular el veraneo en Biarritz cuando en 1854 construyó el Palacio en la playa hoy día conocido como Hotel du Palais.

En la cultura popular

La Emperatriz también ha sido conmemorada en el espacio exterior: el asteroide 45 Eugenia fue nombrado en su honor, 2 y su luna, Petit -Prince, en honor al Príncipe Imperial.

Tenía una amplia y única colección de joyas; la mayoría de ellas fueron más tarde propiedad de la brasileña Aimée de Heeren.

Fue honrada por John Gould, que dio nombre a la paloma de la fruta de cabeza blanca, Ptilinopus eugeniae.

La elegancia legendaria de la Emperatriz influyó mucho en el mundo de la moda. Llamado así por la Emperatriz, el sombrero Eugénie es un estilo de sombrero de mujer inclinado y con la caída sobre un ojo; el borde se dobla bruscamente a ambos lados en el estilo de un adorno de equitación, a menudo con una larga pluma de avestruz. El sombrero fue popularizado por la estrella de cine Greta Garbo y en la década de 1930 eran histéricamente populares.

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